viernes, 24 de julio de 2009

LA EDUCACION ARGENTINA Y LOS EXPERTOS

1.- Si en la comunidad de las aves, solamente se escucha al vistoso y superficial “ben-te-veo” y al bullicio tonto de los gorriones, el monte perderá la musicalidad y el silencio sinfónico de realidades grandes. “Res” -“cosas hechas”- , dirían los latinos.

2.- Que hay problemas en la educación argentina, nadie lo discute. Y que los problemas son serios, tampoco. La cuestión se pone peluda al momento de delimitar cuáles son esos problemas, de dónde provienen, y quiénes tienen que ver con esta maraña de “cosas”. Maraña que parece inextricable. Entonces por el monte se escucha el lamento quejoso: “pobres los alumnos”. Y un eco extraño responde: “pobres los docentes”.

3.- A simple vista hay fenómenos muy raros: cualquier titulado dicta asignaturas de las que puede tener escasa o nula comprensión. El caso de los abogados que dictan historia, filosofía, epistemología, ética, y muchas otras asignaturas de las que no tienen ninguna formación, resalta en demasía. También existen otros profesionales sabedores multidisciplinarios; en general proceden de las ciencias de la educación. De este grupito salen muchos expertos en educación. En general, enredan todo. Los docentes del llano escuchan sin comprender tan extraña jerigonza, y en general, obran de acuerdo a las “líneas que les bajan del cielo”. Así por lo menos parece, del cielo de los que saben, los expertos.

4.- También es manifiesto que el ministerio de Educación de la Nación, y las provincias, se han llenado de asesores de todo tipo en estas últimas décadas y el fenómeno de la mayor tirria por el “estudio” de parte de los alumnos, y la poca lectura de parte de los docentes, parece imparable. Cada día más expertos, y la educación argentina, ¡peor!. Seguramente la experticia de estos profesionales es real y muy necesaria. Claro que en su lugar, diciendo ellos los que saben desde la perspectiva que la han investigado. Si algo es particular, válido para un sector, no puede pasarse por algo universal. Eso es vender gato por liebre. Los abogados, sociólogos, politólogos, o expertos en ciencias de la educación, metidos a filósofos, es una espantosa mezcla de frutos archisabidos, malolientes e indigestos… a pesar que nos hagamos los distraídos. Si a los alumnos nos les gusta estudiar, siendo animales inteligentes, es porque no les apetece un alimento en mal estado.

5.- Para colmo de males, en esta última década, varias universidades argentinas, al mejor estilo de varios tipos de totalitarismos del siglo XX -cruelísimos por cierto-, se han encolumnado en corrientes del pensamiento de moda, para hablar de algún modo. Universidades “analíticas”, “hermenéuticas”, hasta se pretende por allí una facultad marxista … de las buenas …pues son únicas para ver la realidad presente y futura. Que sigan… no se puede modificar lo inmedicable. Por un largo tiempo.

6.- Ahora que muchas personas creen que hay que barajar y dar de nuevo –lo cual es cierto- bajo el eslogan: “”hay que escuchar a la gente” – lo cual también es verdad pero de una peligrosidad extrema, pues a menudo se esconde detrás de esto un dogma ideológico que hace del escuchar una estrategia para domar a la pobre gente, por demás bruta-, ahora es el momento de gritar en voz alta: “no se olviden de la educación en los nuevos programas y planeamientos, aunque más no sea del nivel primario-.

7.- La gurisada espera para que la escuela, además del esfuerzo que implica, sea una fiesta. Hay guitarras, cantos, literatura, baile, teatro, en fin, imagen y sonido de gran belleza, que alegran el corazón, y permiten aprender muchas asignaturas abstractas.

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