Por las calles de Santa Fe, y por la esquina de mi casa, se ven diariamente cada vez más gurises mendicantes, adolescentes con los ojos dados vueltas, viejos harapientos y solitarios...parecieran sin hogar. ¿Los ves, Máximo? ¿Qué harás?
Unas palabras de Benedicto XVI generaron en muchos dirigientes encrespados, un debate mediocre, altisonante, de palabras archisabidas. Palabras violentas. En el mejor de los casos, se podían escuchar palabras de sentido común. La mediocridad de muchísimos de nuestros dirigentes tambien es escandalosa. Debieran retirarse un año a meditar, estudiar un poco, autoformarse en cuestiones básicas de la vida.
Se inventó una mesa de diálogo. Pareciera que la disposición a escuchar fué escasa. Eso no es diálogo, es "chamuyo".
Tiempo de "penuria". Esta palabra castellana es potente en significados: pobreza, carencia, necesidad, piojera; también: sufrimiento, soledad, vacío, ausencia de sentido. La vivimos todos, ¿para qué más?
Sin embargo la vida no ha muerto. Por allí se arrincona, de puro frio. O posee la cara sucia. Es cuestión que la mires, Máximo. Anímate. No desvíes la mirada para el costado.
¿Qué harás?
Si entras en tu interior y lo ensanchas, lo sabrás...y podrás en tu morada grande y espaciosa, acoger a la belleza de la vida...con cara sucia, o harapienta, o castigada por la exclusión. Acoger a "los otros", los considerados distintos, enemigos.
Y este mundo violento e insolidario, que de seguir por este camino, no tendrá salida, se convertirá en un tiempo pleno de esperanzas. Depende de tí, Máximo.
jueves, 20 de agosto de 2009
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