lunes, 24 de marzo de 2008

Sobre el canto de la calandria y la educación

Estaba releyendo con atención los aportes en este Blog sobre "El canto de la Calandria" y "Sobre al Educación". Y cada vez me provoca a escribir. Ahora decidí hacerlo.
Me parece que cada vez son más numerosas las voces que se alzan para reclamar un cambio en nuestra educación, Máximo lo propone para la UADER, es un tema hondo, complejo, lleno de aristas y... embarrado.
Y a vistas parece que las inquietudes, las iniciativas mueren ante un escollo insalvable: nuestra imposibilidad para institucionalizar lo instituyente.
Cada sector, atendiendo a su propias necesidades, suele olvidar su pertenencia al todo, sin pretender con lo dicho negar el derecho de cada quien a exigir lo que corresponde. Pero centrados en una mirada desde el ombligo, resulta difícil establecer un diálogo profundo, sistémico, practicable dentro de un marco de posibilidades reales.
¿Falta de capacidad, tal vez? ¿Nuestra conformación cultural? ¿O nuestro dogmatismo sectario e ideológico que no permite un sinceramiento? Las razones pueden, y creo yo, ser miles. Ya lo he planteado al principio, es un problema complejo.
Pienso que un camino interesante sería aprender a "escuchar" al otro, sin prejuicios, sin preconceptos, sin estar pendiente de la respuesta que debemos dar. Solo la actitud de escuchar, de meterse en la piel del otro, entenderlo, comprenderlo, abarcarlo. Tarea sumamente difícil, pues no es fácil mirar con los ojos del otro, latir con su corazón.
Pero si no se logra éste aspecto, el diá - logo verdadero es pura chanza, discurso para la gilada, una cortina de humo.
Insisto, me lo grito a mi mismo: ¡ESCUCHAR! Qué desafío, pero al final, se trata solo de una decisión.
¿Esto alcanza? No. Es imperioso organizarnos, conformar grupos de conciencia y debate, afinar y sistematizar postulados, ideas, convicciones. Aquí aparece la organización que todos debemos darnos, y ello, claro está, implica tiempo. Lo urgente o lo importante... ya la primera opción hace años que la practicamos. Digo yo: ¿Por qué no las dos cosas? Mientras apagamos el incendio vamos pensando la construcción de la nueva casa.
Aparece ahora, entonces, un nuevo desafío: que lo instituido (organización) no mate lo instituyente, pero a la vez, que lo instituyente no impida sentar ciertas bases, pues si bien es cierta la teoría del caos, para la construcción debemos establecer al menos algunas referencias.
Sintetizando, ante este siglo XXI estos conceptos traducidos en acción y consigna pueden ayudarnos en la "Nueva Escuela": ESCUCHAR - DIA-LOGAR - DECISIÓN - ORGANIZACIÓN - RESPETO Y APERTURA - ACCIÓN.
En todo caso, la cuestión se comienza en cocinar en casa. Si no somos capaces de cocinar un guisito, o al menos unas hamburguesas en nuestra propia casa: ¿Qué podemos aportar para las demás familias?
Un abrazo

1 comentario:

Angeles dijo...

Que buen mensaje, el planteo es important y necesarios, nos llama a reflexiona juntos.