martes, 20 de noviembre de 2007

EL BÚHO Y LA CALANDRIA

Como se sabe, el Búho es el símbolo de la Filosofía, pues ve en la Oscuridad del Mundo lo que muchos otros animales no ven, a pesar de que lo intenten. En tal sentido, es el símbolo del ser humano, en tanto animal que discurre, analiza, tantea, ensaya y elige entre muchos senderos que se le presentan. Esto que vale para el ser humano, en si mismo considerado, tambien vale para los pueblos y sus culturas. La filosofía tuvo su época de nacimiento, de desarrollo, de atardecer. Pareciera que cuando un proceso histórico-cultural europeo ha llegado a su madurez, aparecen los grandes sistemas filosóficos que los interpretan y llevan a un nivel de racionalidad universal. Aristóteles, Tomás de Aquino y Hegel, son tres símbolos de lo dicho.
La calandria es una animalito nuestro. Canta en la aurora, en el mundo de las cosas nuevas y siempre por realizarse. Nimio de Anquín es uno de los filósofos argentinos, hay muy pocos, que aborda esta cuestión en su conocido artículo: "EL SER VISTO DESDE AMÉRICA". Muchos le han copiado a don Nimio y le han seguido, de algún modo u otro. Creo que es Roig quien habla de la calandra.

Hace dos o tres años había escrito algunas líneas sobre este tema. Pero luego lo dejé ahí...lo dejé estar, sin más. Hoy lo pongo a vuestra consideración
:

“El Búho de Minerva despliega sus alas al comienzo del crepúsculo”, escribió certeramente Hegel pensando en la venerable tradición europea. La racionalidad que mira en las tinieblas, después de la madurez, vale para Europa, no para América Latina que es un mundo naciente, auroral.
La trimilenaria Europa, abismos, hondonadas, cumbres que horadan el cielo, recorre un sinuoso camino. También puede hablarse de una antiquísima América pero en sentido equívoco. Pues es una realidad, por lo menos, doble; como entidad mestiza, es novedad antropológica; en cambio como realidad ancestral es más que milenaria pero no es América Latina. Es un hecho. Nos duele su grito a los cuatro vientos ante los intentos de ser silenciada.

Desde Méjico a Tierra del Fuego hay corrientes subterráneas de gran profundidad y riqueza que hermanan a los pueblos, a pesar de las diferencias de diversa índole que cubre este continente verde, azul, blanco y amarillo. El Cono Sur es semejante a Europa. Se aniquilaron a los indígenas, luego a los criollos. Inmigrantes de distintas nacionalidades vinieron en oleadas sucesivas y se inició un proceso de mestizaje etno-cultural nuevo. Espacios abigarrados, explosivos, reconcentrados. Mundo auroral frente al periplo europeo. Pero cosa extraña, a la segunda o tercera generación este Mundo Nuevo los deglute y solo deja restos de memoria folklórica de las patrias del Viejo Continente

El Búho inicia su vuelo al atardecer. La Calandria en cambio ensaya sus trinos en la aurora. Tiempo de cantos, poesía, narraciones y leyendas. Ya llegará la hora del concepto. Espera y canta.

El sol naciente brilla en el horizonte y una multitud de niños juegan en la playa, construyen castillos en la arena y dibujan miles de figuras extrañas. Luego los pisotean y se rehacen otros en una acción lúdica interminable. Niños admirables; no obstante impera casi, casi... la ley del más fuerte, como en los juegos de habilidad y fuerza. Mundo-Juego.

América Latina es compleja y su historia dramática. Posee muchos rostros. Dos de ellos son esenciales: uno, el periférico y multicolor; se pone de manifiesto en el mundo de la vida; el otro es profundo, de muchísimas sendas. Éste crece; a veces tiene retrocesos; pero su camino zigzagueante marcha hacia delante y se nutre de una fuente secreta y misteriosa que mana fe, esperanza y solidaridad.

El Cono Sur es latinoamericano, a pesar que sus clases dirigentes creyeron durante muchas décadas que era europeo. Pobrecitos. La alienación parece que tampoco tiene límites.

La venerable Europa y el naciente mundo latinoamericano tienen profundas conexiones; no obstante hay alteridad.
Por otra parte parece que Europa se debate en una fuerte tormenta sin indicios de apaciguamiento alguno. Uno de sus perfiles mas preciados allí está en pugna: la razón contra sí misma. Detrás de los oropeles y la gritería hay que escuchar y ver si aún se perciben las estrellas que guíen los pasos.

“El Búho de Minerva despliega sus alas al comienzo del crepúsculo”, escribió certeramente Hegel pensando en la venerable tradición europea. La racionalidad que mira en las tinieblas, después de la madurez, vale para Europa, no para América Latina que es un mundo naciente, auroral.
La trimilenaria Europa, abismos, hondonadas, cumbres que horadan el cielo, recorre un sinuoso camino. También puede hablarse de una antiquísima América pero en sentido equívoco. Pues es una realidad, por lo menos, doble; como entidad mestiza, es novedad antropológica; en cambio como realidad ancestral es más que milenaria pero no es América Latina. Es un hecho. Nos duele su grito a los cuatro vientos ante los intentos de ser silenciada.

Desde Méjico a Tierra del Fuego hay corrientes subterráneas de gran profundidad y riqueza que hermanan a los pueblos, a pesar de las diferencias de diversa índole que cubre este continente verde, azul, blanco y amarillo. El Cono Sur es semejante a Europa. Se aniquilaron a los indígenas, luego a los criollos. Inmigrantes de distintas nacionalidades vinieron en oleadas sucesivas y se inició un proceso de mestizaje etno-cultural nuevo. Espacios abigarrados, explosivos, reconcentrados. Mundo auroral frente al periplo europeo. Pero cosa extraña, a la segunda o tercera generación este Mundo Nuevo los deglute y solo deja restos de memoria folklórica de las patrias del Viejo Continente

El Búho inicia su vuelo al atardecer. La Calandria en cambio ensaya sus trinos en la aurora. Tiempo de cantos, poesía, narraciones y leyendas. Ya llegará la hora del concepto. Espera y canta.

El sol naciente brilla en el horizonte y una multitud de niños juegan en la playa, construyen castillos en la arena y dibujan miles de figuras extrañas. Luego los pisotean y se rehacen otros en una acción lúdica interminable. Niños admirables; no obstante impera casi, casi... la ley del más fuerte, como en los juegos de habilidad y fuerza. Mundo-Juego.

América Latina es compleja y su historia dramática. Posee muchos rostros. Dos de ellos son esenciales: uno, el periférico y multicolor; se pone de manifiesto en el mundo de la vida; el otro es profundo, de muchísimas sendas. Éste crece; a veces tiene retrocesos; pero su camino zigzagueante marcha hacia delante y se nutre de una fuente secreta y misteriosa que mana fe, esperanza y solidaridad.

El Cono Sur es latinoamericano, a pesar que sus clases dirigentes creyeron durante muchas décadas que era europeo. Pobrecitos. La alienación parece que tampoco tiene límites.

La venerable Europa y el naciente mundo latinoamericano tienen profundas conexiones; no obstante hay alteridad.
Por otra parte parece que Europa se debate en una fuerte tormenta sin indicios de apaciguamiento alguno. Uno de sus perfiles mas preciados allí está en pugna: la razón contra sí misma. Detrás de los oropeles y la gritería hay que escuchar y ver si aún se perciben las estrellas que guíen los pasos.

2 comentarios:

Escritores de Basavilbaso dijo...

Mi reflexión en versos

SERÁS
Mi niña América.
Mi sueño de futuro,
de grandez,
de sol penetrando
en la selva del olvido,
haciendo brillar
el oro de riquezas.
Oro que antaño perdiste
por simple, inocente;
pero podrás recuperar
por tu divina frnaqueza.
No olvides tu candor,
tu juventud, esta adolescencia
que te permite buscar
en el horizonte nuevo
la palabra fresca.
Busca el ancestral camino.
Busca tu noble raza,
y al inmigrante peregrino.
Busca el manatial,
busca el mito y sabrás
vivir con tu pureza.

Máximo Chaparro dijo...

Sofía de Lourdes, ¡que grande lo que has escrito! Me dan ganas de borrar mi texto. Te lo digo en serio.
Máximo